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La historia de Yuyé

Yuyé nació en 1980, en El Tamal, un pueblito ubicado en el municipio de Santiago Pinotepa Nacional, Oaxaca, en el que hoy en día la población no supera los trescientos habitantes. Ella recuerda que, cuando era niña, los otros chicos de la comunidad no la dejaban jugar futbol, ni siquiera se podía parar en la cancha porque ése era territorio de varones: “El futbol no es para las niñas”, le decían.

En El Tamal, las oportunidades de estudio y trabajo son limitadas, y por lo que cuenta Yuyé desde su experiencia como mujer afromexicana, también lo están el acceso a los derechos y a una identidad histórica: “Poco se sabe de las mujeres de la costa chica de Oaxaca, de nuestras raíces y necesidades, socialmente se nos invisibiliza. Además, en las comunidades hay mucho machismo, y nosotras no podemos tomar la palabra con libertad, no se nos enseña a hacerlo”.
Cuando Yuyé cumplió catorce años, gracias al apoyo del Padre Glyn Jemmott, pudo asistir a un taller de pintura impartido por maestros de la ciudad de Oaxaca. Así nació el proyecto del Centro Cultural Cimarrón, del cual Yuyé forma parte (junto con otros jóvenes afro de la comunidad y de las localidades aledañas) y que le permitió darle rienda suelta a sus inquietudes como artista.
En el 2003, entró a estudiar a la Universidad Autónoma Benito Juárez, de la cual, tras cuatro años de estudio, egresó como instructora en Artes plásticas. Sus estudios universitarios, aunados a alrededor de veinticinco años de formación en diversos talleres, la han convertido en una artista consumada, que ha perfeccionado su técnica al óleo, con participación en decenas de exposiciones, no sólo en México, sino también en Estados Unidos. “Pintar es una oportunidad que se me está dando, en mi obra plasmo lo que otros necesitan ver. Las personas que han comprado mis cuadros me dicen que en ellos ven las ganas de sobresalir, el querer ser alguien, la fuerza, la alegría de la costa y de lo mexicano, con sus colores brillantes. Entonces, son los otros los que necesitan ver que entre los afromexicanos hay personas con talento, porque piensan que nada más hay negros para los trabajos pesados. Con mi pintura estoy dando a conocer que sí hay mujeres con libertad y capacidad. A través de la pintura puedo posicionarme: soy costeña y no soy invisible, soy una artista plástica reconocida a nivel nacional”.
Ahora mismo, Yuyé está pintando un cuadro de una mujer relajándose, sentada, tomando una copa de vino. Esta idea le surgió tras observar a las mujeres de El Tamal durante las festividades de la comunidad: “Difícilmente una mujer afro se va a vestir elegante y a tomar una copa de vino, pero nosotras también tenemos ese derecho. La vida no nada más es trabajo, hay que sentirse libres disfrutando de una buena bebida, aunque acá no tomamos vino, tomamos cerveza. Me gusta la actitud de las mujeres cuando están así, cuando pueden olvidarse del marido, de los hijos, de los quehaceres de la casa”. Desde joven, Yuyé pelea por sus derechos como mujer. Esta postura ante la vida la ha colocado en una posición clave dentro de su comunidad, pues, además de su labor como artista plástica, imparte talleres para niños y jóvenes, participa en la organización de las fiestas del pueblo, es catequista y juega un papel en las actividades políticas del municipio, pues fue designada suplente de la regidora de Santiago Pinotepa Nacional.

Somos una colectiva de mujeres afromexicanas de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca